Victoria está catalogada como la ciudad más pacífica de Canadá. Sus calles inmaculadas de edificios coloridos parecen pintadas cada día, su gente apacible parece anestesiada por la brisa del Pacífico y su elegante puerto parece de juguete. Si hablamos de calma, de equilibrio natural, Victoria va un paso más allá, pero no nos confundamos, que aquí no se aburre nadie.